No es nuestra intención de esta semana ponderar la importancia de ser un excelente comunicador pues, además de que a nadie se le escapa lo crítico de dicha competencia, porque ya lo hemos hecho en algunos de nuestros artículos anteriores. Nuestro objetivo es explorar donde radican las dificultades para llegar a ser un excelente comunicador y cómo podremos superar las mismas.
Pensamos que abordar esta competencia desde una óptica distinta a como lo hemos hecho hasta ahora tiene sentido porque, por ejemplo, vemos muchos perfiles en las organizaciones que aún necesitan mucho entrenamiento. Por ejemplo, podemos pensar en los programadores o analistas informáticos que, si bien tienen todo un activo digital innegable para desarrollarse en la sociedad laboral actual, muchas veces no saben transmitirlo. O, también, por ejemplo y en el extremo contrario, aún detectamos perfiles comerciales, excesivamente “charlatanes” y extremadamente desordenados. Pero, si nos situamos en la horquilla intermedia, también hay perfiles directivos que, si bien son grandes especialistas en su ámbito, muchas veces tampoco saben “persuadir o implicar” a sus equipos o, aún más difícil, a sus superiores jerárquicos. Por todos estos casos, pensamos que está justificado abordar el tema de la comunicación desde una óptica pedagógica y didáctica.
Para empezar, el buen comunicador piensa antes de hablar (comunicar) y planifica a la medida de la importancia del mensaje que quiere transmitir. Si cada uno es honesto y autocrítico consigo mismo…..seguramente estaremos todos de acuerdo en que, en los mensajes triviales y cotidianos, ya tenemos mucho campo de mejora. Pero, si pensamos en los mensajes más importantes y siempre hablo desde una óptica laboral, ¿le dedicamos el mismo tiempo a planificar nuestras comunicaciones importantes que a emitirlas directamente?. Y digo el mismo tiempo, porque debería decir más.
Realmente pensamos en “quien” recibirá mi mensaje, en “que” objetivo tengo, “cuando” es el mejor momento y “cómo” debo hacerlo…..si hacemos un ejercicio de sinceridad, creo que la mayoría de nosotros reconoceremos que no nos planteamos todo esto, ni siquiera, en las comunicaciones importantes o críticas. Y los que tienen el hábito adquirido de hacer todo esto, al menos en sus comunicaciones críticas, suelen ser “comunicadores profesionales”, “consultores”, “profesores” o similar y creo que ni así.
Y no estoy hablando de evitar emitir “mensajes inoportunos que puedan ser contra productivos”, escogiendo mal el qué, el cómo, el cuándo y el quien, porque creo que ahí, la mayoría de los profesionales lo hacen bien (aunque aún quedan algunos que no). Estoy hablando de ser más cuidadosos, selectivos, reflexivos, analíticos y asertivos, en todos o la mayoría de nuestros mensajes. Supongo que los lectores me reconocerán que esto no es nada fácil. Pero esto es lo necesario para convertirse en un excelente comunicador.
Pero sigamos explorando las dificultades;….planificar además, el tono que necesito darle a mis mensajes, el nivel de detalle explicativo que debo dar, en función del objetivo a conseguir y tener presentes las expectativas de mi o mis interlocutores, son factores añadidos a los anteriores que tampoco solemos considerar ni tener en cuenta de forma habitual.
En alguno de nuestros artículos iniciales del blog, hablábamos de la importancia de construir CONSENSOS en las organizaciones sobre aquello que es prioritario, para tener éxito en los cambios y transformaciones que, en definitiva, es la principal tarea de cualquier directivo o responsable en una compañía. Dinamizar el cambio y la mejora continua, para adaptarse permanentemente al entorno. ¿Cómo vamos a hacer eso, sin ser excelentes comunicadores?. A mi se me antoja una tarea inviable.
Veamos más dificultades; el buen comunicador domina y entiende las barreras y dificultades del medio en que se comunica, los factores personales (edad, sexo, nivel cultural, jerarquía, status….) y los actitudinales (prejuicios, hábitos adquiridos, afán de protagonismo….). Todos estos factores sabe usarlos a favor de su comunicación, consiguiendo la implicación de las personas a las que se dirige habitualmente como resultado final. Esto lo consigue, además, porque el estilo comunicativo que potencia suele ser de transparencia y sinceridad, evitando la ocultación de información por miedo, imprudencia o inseguridad.
Bien, llegados a aquí, si alguien sigue pensando que ser un excelente comunicador es fácil, y ya no porque a veces las organizaciones tienen ambientes tóxicos o entornos negativos, sino porque ser coherente siempre con todos estos factores que venimos explicando, no suele ser algo característico de la especie humana. Y, sin embargo, desde Skillsbook, pensamos que no hay otra alternativa. Ser coherente siempre, incluso en los momentos y entornos más adversos. ¿Realmente hay alguien que piensa que esto no es algo muy utópico e inalcanzable? La mayoría estaremos de acuerdo en que lo es pero también espero, por el bien de las futuras generaciones, que la mayoría queramos creer y “entrenar” para ir acercándonos cada vez más a la utopía.
Pero volvamos a la realidad; hoy día, además, el buen comunicador debe tener en cuenta otro factor clave. Nos referimos al entorno digital en que se desarrollan gran parte de las comunicaciones. Por eso, también debe dominar herramientas colaborativas, entornos virtuales, saber ser un excelente presentador oral en público y hacer presentaciones excelentes. No puedo evitar hacer la pregunta retórica otra vez: ¿Cuántos de nosotros nos hemos formado en ser excelentes presentadores en público, cuántos de nosotros dominamos las herramientas digitales colaborativas y en qué medida……?. Prefiero no seguir insistiendo.
Para ir terminando ya con este discurso y el artículo de esta semana, que a mi mismo me está sonando algo “nihilista”, coincidiremos también en que tener una actitud actitud dinámica, ágil, positiva, constructiva, empática y asertiva siempre, es algo que está al alcance de muy pocos, pero es algo que el comunicador excelente debe practicar y demostrar de forma habitual y natural.
Para conseguir dominar esto último y todo lo anterior, tengo que remitir a muchos de los artículos iniciales de Skillsbook, porque ahí, ya lo explicábamos todo. Por ejemplo, el que cito a continuación, pero también los dos o tres que le siguen en orden cronológico en nuestro blog.
CÓMO DESARROLLAMOS LOS “SOFT SKILLS”?