Dejando el impacto de la pandemia al margen, es evidente que nos encontramos ante un escenario nunca antes visto. Llevamos semanas hablando de organizaciones híbridas, flexibilidad, resiliencia, nuevos modelos, cambio constante, discontinuidad, etc, etc…..y, no podemos perder de vista el papel que cada uno debe jugar en este nuevo contexto. Es rol de todos aprender, adaptarse, abrirse, flexibilizarse……y, ello permitirá crear nuevas culturas más coherentes con lo que el entorno exige, culturas que deben basarse en una comunicación interna distinta y muy mejorada, respecto a la que muchas empresas tienen.
Y no lo decimos, necesariamente, porque la comunicación y, en consecuencia, el clima y la cultura sean negativas y nocivas. Muchas veces el problema no es la mala comunicación sino la comunicación poco organizada, formalizada y estructurada. Cuando las personas de una organización se sitúan en un contexto de presión reducida, fuera del día a día, como puede ser un evento corporativo o una jornada de formación, se ve claramente que la comunicación y el clima es positivo. Compañías con personas que llevan años trabajando en ellas tiene, lógicamente, el aprecio y cariño, que el roce y el tiempo generan. El problema puede ser otro; la gestión del tiempo, por ejemplo; no llegamos a desarrollar todas las tareas, a cumplir los objetivos o los plazos exigidos, para darle al cliente lo que quiere. Vivimos estresados sin lograr el balance personal-laboral, que una vida equilibrada nos aconseja.
Este es un caso muy común hoy día, que la organización híbrida o el teletrabajo han incrementado. Bien, pensamos que ante esta situación, tan común, el papel del Líder, mando, Directivo o Responsable de Equipos, es de la máxima importancia y responsabilidad. Y el tipo de “comunicación” que practiquen y fomenten incidirá directamente en crear culturas adaptadas, adecuadas y coherentes, al nuevo entorno y nuevos niveles de exigencia y presión actuales. No nos cansamos de insistir en el papel del líder en el nuevo entorno.
¿QUÉ “SOFT SKILLS” DE LOS DIRECTIVOS AYUDAN CREAR MÁS VALOR Y POR QUÉ?
En un primer estadio, reconocer y dar importancia a las emociones humanas de ansiedad, stress o depresión, generadas por el riesgo de perder el puesto de trabajo o por la incertidumbre del entorno y del cambio, por parte de los Líderes es una oportunidad para crear una nueva cultura, para retener el talento y para superar el estigma de la salud mental y emocional como tópicos tabú.
Practicar una comunicación clara e inspiradora, por parte de los Líderes, es clave para dar seguridad y confianza al resto de colaboradores y, en consecuencia, para poner las bases de un futuro distinto que permita afrontar las nuevas turbulencias, que seguirán viniendo, de forma mucho más consistente y sólida.
Coincidiremos todos que, a grandes rasgos, podemos diferenciar tres tipos de organización, desde la óptica de la situación actual, a saber;
- Los que están sobreviviendo como pueden luchando por salvar sus negocios.
- Los que se están adaptando, obligados a cambiar su modelo de negocio radicalmente.
- Los que están creciendo, incluso más de lo normal, fruto de la nueva situación de entorno y que, normalmente ya están adaptados a organizaciones más híbridas y transversales. En este tipo de negocios, sin embargo, a veces la sobre presión del crecimiento extremo genera la comunicación desordenada, que comentábamos al principio.
Cualquiera de estos tres modelos de empresas, sin embargo, unos por unas razones otros por otras, necesitan adaptarse a la nueva normalidad y, por tanto, el tipo de comunicación que impulsen sus líderes y/o directivos será crítica, para hacerlo más o menos rápidamente. Por eso dentro de las particularidades de cada modelo, hay algunos factores comunes a todos ellos, que deben ser impulsados y que nos gustaría destacar;
Es común en todos los casos, que los líderes, en primer lugar, sean sensibles a las necesidades de sus colaboradores; es fundamental comprender el momento actual y ayudar a que las personas se preparen para éste. Un líder y un directivo, a priori (luego esto podría ser discutible), tienen una responsabilidad mayor y un conocimiento superior a sus compañeros y, por eso, son líderes y directivos. Por tanto, son los responsables de difundir e impulsar esta cultura de empatía, tolerancia, sensibilidad y comprensión. Algunos ejemplos prácticos de esto pueden ser: desarrollar encuestas de clima laboral para conocer el estado de situación, ofrecer unos niveles de información sobre las prioridades, objetivos y planes futuros de la empresa superiores a los que habitualmente se da, facilitar una accesibilidad y una revisión de los trabajos y preocupaciones más estructurada y formal de lo habitual, etc, etc……
Es fundamental invertir más tiempo en “escuchar” las preocupaciones y los problemas de las personas porque la situación lo requiere para, comunicar positividad, soluciones y alternativas de futuro a través de crear cultura de responsabilización y autogestión.
¿QUÉ ES LA AUTOCONCIENCIA Y POR QUÉ ES IMPORTANTE PRACTICARLA?
En segundo lugar, los líderes deben ayudar a recuperar los hábitos y los rituales positivos que históricamente ha practicado la empresa. Está demostrado que los rituales crean un sentido de seguridad y familiaridad. Aquellas cosas a las que estamos acostumbrados y que siempre se repiten (celebraciones, eventos corporativos, reuniones formativas recurrentes, etc, etc….) generan un efecto positivo y tienen un alto componente reductor del stress. Por eso, es importante que los líderes sean consciente de esto y aprendan a utilizarlo para crear la cultura de la Nueva Normalidad. Ser capaces de diferenciar lo positivo del pasado y recuperarlo en el presente nos ayuda a vivir mejor el presente.
En tercer y último lugar, mirar al Futuro con optimismo, construir y abrazar un nuevo sentido del propósito para la Organización, es otra prioridad que los líderes y directivos deberían tener y saber practicar en este momento. En muchos de nuestros artículos hemos destacado la necesidad de que el directivo dedique el 50% de su tiempo o más a hacer crecer sus colaboradores, a formarlos, ayudarlos, apoyarlos, evaluarlos y desarrollarlos.
DIRIGIR Y LIDERAR, HOY DÍA, EQUIVALE A SABER FORMAR COLABORADORES.
Todo ello forma parte de construir este nuevo sentido del propósito que toda buena empresa debería tener. Aprovechar el momento para hacer participar más a las personas en los nuevos retos que el entorno nos trae. Cuando los directivos alinean sus decisiones y el mensaje de sus comunicaciones con un sentido del propósito, ayudan a sacar lo mejor de las personas y a que desarrollen todo su potencial.
Por tanto, la importancia de que los líderes sepan comunicar y lo hagan de forma excelente es clave para crear las culturas que requiere el nuevo entorno.