EL PODER DEL JUEGO Y LA GAMIFICACIÓN PARA CONSEGUIR MOTIVACIÓN Y CAMBIO

No queremos aburrir con la importancia y poder del Juego y la Gamificación para conseguir Motivación e Implicación de las personas en los procesos de cambio y mejora, porque es algo ya muy aceptado y

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compartido, pero sí queremos constatar, cómo dichos factores son clave para facilitar el desarrollo de nuestros “soft skills”, que son el hilo central argumental de todos nuestros artículos y comunicaciones.

Vayamos de aspectos más globales a aspectos más concretos;

Los tiempos de incertidumbre empresarial y económica que vivimos y que vamos a continuar viviendo, que nos obligan a tomar decisiones en contextos imprecisos y ambiguos, son lo más parecido a los juegos de rol, escapismo o resolución de enigmas, con la única diferencia de ser una situación artificial.

El Juego en equipo, pero también los “Smart games” o la gamificación de contenidos, nos sitúan en contextos lúdicos, relajantes y “soft”, donde, si

La gamificación y su gran utilidad en Recursos Humanos

bien podemos tener la exigencia de competitividad para resolverlos (propia o ajena), nos permiten abrir nuestras emociones y relajar nuestras tensiones. De alguna forma, infantilizan nuestra realidad, permitiéndonos sentirnos niños o adolescentes al alejarnos de nuestra realidad adulta.

También, los juegos en equipo, nos permiten “socializar”, relacionarnos y, en definitiva,  explotar al máximo nuestras habilidades comunicativas y negociadoras, claves para avanzar, pero también para motivarnos e implicarnos mucho más en nuestro presente. El aspecto cooperativo se combina con el competitivo que, podemos explotar más o menos, en función del enfoque del juego o actividad lúdica concreta, pero que siempre, en cierta medida, puede ser competencia intrínseca o contra nosotros mismos, lo cual es muy positivo al obligarnos a abandonar nuestra “zona de comodidad”.

Practicar juegos lúdicos y resolverlos cada vez mejor, permite “entrenar” nuestras habilidades analíticas, investigadoras, creativas, innovadoras, planificadoras y, finalmente, nuestra capacidad de tomar decisiones, de la misma forma que un deportista profesional y de élite, practica cada día, para optimizar su rendimiento. Por tanto, nos induce a un saludable hábito de entrenamiento continuo. Pensamos que, incluso para aquellas personas a las que practicar y compartir Juegos, no es una actividad atractiva ni deseable, participar de las mismas y aportar su grano de arena, es positivo para ellas, pues, ni que sea por mimetismo, va a permitirles

mejorar también su pro-actividad, capacidad de sorprender y sorprenderse.  Al final, el Juego es Juego y, aunque a uno no le guste nada jugar, lo acepta porque los niveles de incremento de ansiedad nunca son tan elevados como delante de situaciones reales complejas, mientras que en paralelo nos entrenan para abandonar nuestra zona de comodidad, en la que estamos habitualmente instalados.

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